viernes, 17 de octubre de 2008

Comensalidad

¿Por qué la comensalidad es un elemento constituyente de la comunidad cristiana?

La comensalidad, ese estar juntos nutriéndonos de algo común, o bien, celebrando algo en común como la fe en Cristo, es un elemento constituyente de la comunidad cristiana por las siguientes razones:

1. Porque Jesús convoca a sus discípulos en torno a una mesa, símbolo de intimidad y acogida, alegoría de la celebración de una boda entre Dios y su pueblo. Basta ya de ayunos mientras el novio está con ellos (Mc 2,19).

2. Porque remite al discipulado, que es estar primero con Jesús, en comunidad, aprendiendo de sus enseñanzas para que después se siga el envío. La misión presupone el haber estado ya con Jesús y volver a él una y otra vez.

3. Porque libera de falsas ideas mesiánicas que, lejos de buscar la gloria de Dios tan sólo buscan la propia gloria. Jesús no inició un cambio socio-político, sino un cambio que partiese desde el corazón del hombre para desencadenar los demás cambios. Para esto se requiere de un largo y arduo camino en el auténtico seguimiento de Jesús para confesar como Pedro: “Tú eres el Mesías” (Mc 8, 28-30).

4. Porque pone de manifiesto la unanimidad ahí donde surgen disputas o competencias acerca de la preeminencia sobre los demás (Mc 9,34). La comunidad reunida aprenderá la lapidaria frase de Jesús para quienes tienen delirios de grandeza: “El que quiera ser el primero que sea el último y el servidor de todos” (Mc 9,35; 10,34).

5. Porque antepone el servicio a toda forma de explotación común a los jefes de las naciones. Jesús es el modelo de servidor (Mc 10, 42-45).

6. Porque la mesa común es el símbolo más preciado que Jesús quiso para los Doce: comida común, vida en común, sinceridad extrema para el otro.

7. Porque la comensalidad del reino elimina clases, cada cual ve por las necesidades del otro, engrandece el servicio y mueve a ocupar los últimos puestos (Lc 14, 7-10)

8. Porque la basileia de Dios comienza ahí donde los doce unanimemente se reúnen con Jesús en torno a una mesa y donde uno sirve al otro (Lc 22,28-30).

La comensalidad en la muerte de Jesús

1. Jesús realiza signos de la presencia del reino lo cual le ganará la enemistad de las autoridades, como la curación en sábado (Mc 3, 1-6) y la denuncia de los mercaderes en el templo del cual han hecho una cueva de ladrones (Mc 11,17).

2. La última cena muestra determinadas peculiaridades: Jesús cena con su nueva familia, el nuevo pueblo de Dios que inicia con los Doce. Entrega su cuerpo con el pan partido, profecía de su muerte para participarles la vida misma. El cáliz que les comparte contiene su sangre que será derramada, signo de la nueva alianza de Dios con su pueblo.

3. Jesús representa al pueblo de Dios pecador, asumiendo sus pecados para expiarlos. Por amor asume los pecados y la responsabilidad de las consecuencias, lo cual le implicó el sacrifico en la cruz. Ahora bien, el pecado perdonado no se descompone, sino que queda para no ignorar su realidad devastadora y para que en adelante sea tomado en serio.

4. Con su muerte en cruz Jesús no suple a nadie, sino que abre el camino desencadenante de liberación. Desde la cruz Jesús forma su nueva familia (Jn 19, 25-27), es el terreno donde los hombres convergen solidariamente.

5. El reino de Dios lleva la impronta de la persecución y el sacrificio en un morir cotidiano.

Sugerencias prácticas para las Iglesia y comunidades actuales

De lo anteriormente expuesto tomaremos algunos puntos que nos servirán como sugerencias prácticas para nuestra Iglesia y comunidades en la vivencia de la comensalidad:

Discipulado: Ante el activismo desenfrenado que queda como un simple servicio social hueco de espiritualidad y anuncio del Reino, sería bueno retornar al principio: estar con Jesús primero, como quien se une al fuego para llevar calor a los demás.

Servicio: Para oponer a toda forma de grandeza o vanagloria personal, será muy bueno tener por ejemplo a Jesús, quien vino a servir y no a ser servido.

Comunidad: La común unión se fortalece en la celebración. Sentarse a la mesa es signo de confraternidad y solidaridad donde el servicio es mutuo y cada uno es importante.
Signos de amor: Como cristianos habrá que seguir el ejemplo de Cristo que mediante signos o actos concretos transmitía el mensaje de la presencia del Reino: comiendo con pecadores, haciendo de lado el sábado por sanar una persona, multiplicando los panes, pasando largos momentos de oración, etc. Habrá que pasar de Iglesia institucional a Iglesia carismática como signo de fidelidad a Cristo y de amor por los hombres y mujeres, en especial de los más abandonados.

Testimonio: Si en verdad somos signos del Reino, nuestros actos deben estar marcados por el amor hasta dar la vida con total generosidad, pues si la semilla no muere no dará fruto.

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