viernes, 17 de octubre de 2008

La gracia santificante de los sacramentos

“Cristo amó a la Iglesia y se entregó para santificarla, purificándola con la ablución del agua, acompañada de palabra de vida a fin de mostrarla gloriosa, sin mancha ni ruga, ni cosa parecida, sino santa e inmaculada” Ef 5, 25

La gracia santificante es el don sobrenatural y gratuito que nos dispensan los sacramentos, por la acción de Cristo muerto y resucitado. Es la máxima gracia que al hombre le concede. Pero cada sacramentos nos da ciertas gracias particulares.

La gracia santificante “no sólo es el perdón de los pecados, sino también la santificación y renovación del hombre interior por la admisión voluntaria de la gracia y dones que la siguen; de donde resulta que el hombre de injusto pasa a ser justo, y de enemigo a amigo, para ser heredero en esperanza de la vida eterna” Conc. De Trento, ses.6, cap. 7.

Por la gracia santificante:

- nuestros pecados son perdonados
- Nos hace posible la participación de la vida divina
- Nos hace santos, renovados y regenerados

- El perdón de los pecados: “Como por la desobediencia de un hombre mucho fueron hechos pecadores, así por la obediencia de otro muchos serán hecho justo” Rm 5,19
Por la gracia santificante nos hace justo borrando nuestro pecado. La santificación es el paso del vida del pecado a una vida de gracia.

- Nos hace partícipe de la vida divina: “Dios nos dio grandes dones y preciosos dones para que sean participante de la naturaleza divina.” 2Pe. 1,4
Por el misterio pascual, Cristo nos reconcilia a Dios y nos comunica la vida divina, y hace que seamos capaz de Dios. Por esta gracia, Cristo vive en nosotros y nosotros en El.

- Nos santifica, nos renueva y nos regenera: Por esta gracia, nos hacemos justos, santos y restaurado al imagen y semejanza de Dios. Nos hacemos hijos adoptivos de Dios.

Es una gracia real que se infunde en la persona, y no un mero favor de Dios, ni una mera doctrina moral. Requiere la fe.

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