En el presente trabajo abordaremos el discurso de Mt 24,1-25,46 donde habla de la venida del Hijo del hombre, con el fin de entender su pensamiento escatológico y su planteamiento del juicio final.
No olvidemos que Mt toma por completo el discurso de Mc 13 sobre los últimos acontecimientos, sólo que hay una diferencia, que mientras Mc considera inminente la venida de Cristo, Mt ve que tal venida tarda en acontecer, lo cual provoca en su comunidad decepción y relajación de fe y costumbres. Por tal motivo exhorta a su comunidad a estar atentos (24,42), a cumplir con los deberes (24,46), a estar preparados (25,13), a estar dispuestos a rendir cuentas (25,19) y a practicar la caridad (25,40), mientras se vive en la espera vigilante del retorno de Cristo, Juez universal.
Es así como “el discurso sobre la venida del Hijo del hombre (llamada también discurso escatológico introduce la visión del juicio final y exhorta a la vigilancia y a la fidelidad en medio de las pruebas”[1] A continuación presentamos un estudio de su discurso por fragmentos.
El templo destruido 24, 1-2
El anuncio de la destrucción del templo se ve precedido por la lamentación por Jerusalén (23, 37-39), apareciendo así como un solo discurso que prolonga el oráculo sobre la venida del Hijo del hombre[2]
El comienzo del fin 24, 3-14
Este pasaje enumera acontecimientos siniestros antes del fin: aparición de profetas, guerras, hambres, desastres naturales, traiciones dentro de la comunidad y persecuciones. No obstante, Mt termina diciendo que el que persevere se salvará (v.13) y que la Buena Noticia ha de proclamarse por todo el mundo (v.14).
Mt no tanto se proyecta al futuro, habla ya de la Iglesia de su tiempo que padece persecuciones por su obra misionera y que se enfrenta incluso a pugnas internas. “Mt se dirige a aquellos cristianos y les invita a perseverar hasta el final, siendo fieles al mandamiento del amor”[3].
La gran tribulación o días de angustia 24, 15-28
En modo apocalíptico Mt describe la gran confusión que prepara la venida del Hijo del hombre. Un ejemplo es la profanación del templo de Jerusalén cuando Atíoco Epífanes mandó colocar en el año 168 a.C la estatua de Zeus en su interior. Sin embargo, Dios se apiadará en atención a los elegidos (24,22-24) En medio de la tribulación a los fieles les será una gran tentación dejarse seducir por falsos profetas que aunque obran maravillas tan sólo buscan embaucar a la gente. “Los discípulos de Jesús no deben dejarse engañar por aquellos que anuncian su venida antes de tiempo, pues su manifestación final será tan clara y evidente como el destello del relámpago o la presencia de los buitres cerca del cadáver”[4]
La venida del Hijo del hombre 24, 29-31
Después de esos días tempestuosos se hará sentir la presencia del Hijo del hombre como Juez Salvador. Entonces este mundo se convertirá en una nueva creación. “Desaparecerá este mundo viejo y gastado, y de sus ruinas surgirá una nueva creación, inaugurada por el Hijo del hombre, que aparecerá con toda su gloria y esplendor”[5]
Certeza y cercanía del fin 24,32-35
Mt nos invita a interpretar los signos de los tiempos. Así como los brotes de la higuera anuncian el verano, la gran angustia anunciará el retorno de Jesús: “En medio de tantas incertidumbres, cuando todo parece caer y desmoronarse, Jesús ofrece a los creyentes un punto de apoyo inconmovible: el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”[6].
Mt 24,34 conserva la cita de Mc 13,30: Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. Para Mc era inminente este acontecimiento, pero para la comunidad mateana no, saben que el señor tardará en volver (Mt 24,48;25,5.19), pero la certeza de que su venida será en cualquier momento, es una exhortación a no relajarse y a no buscar en este mundo una ciudad permanente[7].
Estén atentos 24, 36-44
Este pasaje da una pista sobre cómo sucederá el fin. Mt usa el relato de Noé para resaltar lo imprevisible de la llegada de Jesús. Como en los tiempos de Noé la gente comía, bebía y se casaba (v. 37-38) hasta que fueron arrasados por el diluvio. “El momento es incierto y llegará en medio de la normalidad; por eso, la actitud más adecuada es la de la vigilancia”[8].
El criado fiel 24, 45-51
Con este pasaje Mt busca una vez más alentar a su comunidad a ser perseverantes en su vida de fe y a no relajarse o descuidarse ante la tardanza de la venida del señor. Mientras tanto exhorta a los cristianos a vivir las enseñanzas del maestro para ser merecedores de su gracia como buenos servidores. “La expresión mi señor tarda refleja una situación de la Iglesia en la que ya no se espera el regreso inmediato de Jesús, y en la que la relajación de costumbres comienza a hacer mella”[9]
Quizá mediante la imagen del siervo a quien el amo pone al frente de su servidumbre sirva para aleccionar a los dirigentes de la comunidad para echarles en cara sus actitudes arbitrarias o sus abusos (Mt 23,8-12) y para exhortarlos a llevar una conducta vigilante cumpliendo el encargo de Jesús[10]
Las jóvenes previsoras y las descuidadas 25,1-13
Mt busca con esta parábola dar importancia a la preparación personal, a no quedarse dormidos por la tardanza de la venida del Señor: “La falta de preparación implica la exclusión definitiva del Reino. Una vez cerradas las puertas será inútil insistir”[11] Habrá que estar en una actitud de espera, pues la seriedad del caso lo requiere. Nada de improvisaciones desesperadas: “Los discípulos de Jesús deben vivir un amor personal y obtener un conocimiento íntimo del Señor que les permita irlo reconociendo; y ese amor personal ciertamente no puede improvisarse a última hora”[12]
Una vez más Mt quiere dar a entender que el Señor se hará presente en el momento menos inesperado, “como a media noche” (v.6), por ello habrá que estar preparados y atentos para recibirle. “El retraso de la vuelta de Jesús no puede llevar a su Iglesia al adormecimiento y al descuido, ni puede hacer que los cristianos se desatiendan de sus compromisos”[13]
Parábola de los talentos 25, 14-30
En esta parábola Mt propone a los discípulos, aparte de una actitud vigilante, la virtud de la productividad. Los discípulos deben multiplicar los dones que Jesús les ha dado al servicio del Reino según el talento de cada quien. No importa si se produce menos que los demás, pues es cuestión de retribuir otro tanto de lo que tan sólo se nos ha concedido. “Dios espera que fructifiquemos de acuerdo con la capacidad que ha sido asignada a cada uno. No sólo es preciso en general producir frutos de justicia, hacer buenas obras, ejercitar el amor, sino que cada uno tiene que esforzarse en obrar según las aptitudes que le han sido concedidas”[14]
Contra aquellos que ya empezaban a relajarse por la tardanza de la venida del Señor y que se asemejaban al servidor malo y perezoso, Mt dirige esta seria advertencia: “El que no hace fructificar los dones recibidos, aunque sea con el pretexto de colocarlos en un lugar seguro, al fin termina por perderlo todo”[15]
El juicio definitivo 25, 31-46
En este discurso se habla del juicio en primer plano. La espera vigilante y atenta se entiende implícitamente como un modo de llevar acabo obras de misericordia, con la salvedad de que, quien obra con caridad no sabe que es al mismo Cristo a quien sirve. El juicio se mide por el acto de amor referido a los más necesitados, es por ello que la venida de Jesús al final de los tiempos será, ante todo, un acto de discernimiento[16] por el cual las naciones se verán divididas entre ovejas y cabritos. La razón fundante es la relación íntima que hay entre los más pobres y Jesús: lo que se hace con ellos se hace con Jesús.[17]
Para profundizar un poco más veamos ahora tres interpretaciones sobre el juicio final: universal, clásico y excluyente,[18] donde cada cual presenta un fundamento bajo el cual las naciones serán declaradas justas o injustas.
a) Universal:
Al juicio se ven sometidos todos, cristianos y no cristianos. Es menester resaltar que los enjuiciados se ven sorprendidos (25, 37-39) pues no sabían que estaban frente al mismo Cristo cuando atendían a los más necesitados. “En esta interpretación es fundamental, muchas veces, el tema del desconocimiento: las personas no sabían antes del juicio final que hicieron una buena obra a Cristo y que en los hermanos pequeños estaba presente en el mundo el propio Juez Universal”.[19]
Esta interpretación nos salva de un cristianismo dogmático y cerrado. El acento está en el amor al prójimo, no en la confesión religiosa o en la fe.[20] Es evidente que el hecho de ver reunidas a todas las naciones da a entender que el juicio es universal, sin quedar circunscritos a una religión o etnia. Esta universalidad nos libra de reducir la expresión el más pequeño de mis hermanos (25,40) tan sólo a los discípulos o a la comunidad cristiana.[21]
b) Clásico:
Esta interpretación es eminentemente reductiva. La expresión mis hermanos más pequeños es aplicada sólo a los miembros de la comunidad. Algunos señalan al bautismo como el carácter distintivo de la salvación.[22] Con esta visión tenemos a un Cristo que se solidariza tan sólo con la comunidad cristiana, no con todo el mundo. La Iglesia se presenta empobrecida con un selecto número de elegidos. “La descripción del juicio final vendría a tranquilizar y a reconfortar a los cristianos: el juicio final no les concierne a ellos.”[23] Esta interpretación arrastra una existencia oscura en el debate actual[24]. Veamos por qué.
Del logion panta ta eqnh, el término eqnh designa generalmente, en el ámbito de influencia judeohelenista de la septuaginta, y también en el evangelio de Mateo, a los paganos no israelitas (y no cristianos)”[25] Los eqnh vienen a ser entonces los pueblos no cristianos, luego, es a ellos a quienes va referido el juicio. La comunidad mateana tiene un contexto misionero que se ha enfrentado al rechazo, o bien a la aceptación del evangelio que ella predica.[26] Sin duda que es más fascinante la interpretación universal, pero ésta no es defendible exegéticamente partiendo desde Mt, porque probablemente nuestro evangelista no ve en los hermanos más pequeños a cualquier menesteroso, sino sólo a los discípulos menesterosos.[27]
Ahora bien, Luz formula una pregunta interesante para salvaguardar la intención universal del juicio en la actualidad: “¿Es lícito, en buena teología, exponer un texto en contra de su sentido original, si el sentido sobrevenido es centralmente evangélico y provechoso para los receptores de hoy?” a la cual responde con un terminante sí.[28] El argumento bíblico principal se puede resumir -partiendo del amor debido incluso a los enemigos (5, 43s) y de que la misma comunidad se verá cuestionada por sus obras de amor- si la interpretación de un texto bíblico genera amor. En este caso sí sucede, pues da ojos para descubrir a Jesús en los pobres del mundo, cristianos y no cristianos en una dinámica de la cual emana amor.[29]
c) Excluyente:
La interpretación es desafortunada por estrecha, dogmática y hasta sectaria. Sólo los cristianos guardan preferencia ante el juez universal y se ven libres de toda condena. Estos hermanos están a su lado y no son juzgados. El juicio recae en los no cristianos sobre su comportamiento para con los cristianos.[30]
Según una regla familiar judía el enviado se iguala a quien le ha enviado. Se comprende entonces que Jesús se identifique con sus enviados, especialmente con los que padecen por su causa. “Una vez que los discípulos de Jesús hayan llevado a cabo la misión evangelizadora que les ha encomendado el Maestro (24,14;28,19) el Hijo del hombre se manifestará para juzgar la tierra, y el mundo será juzgado por su aceptación o su rechazo de Jesús y de sus enviados.[31]
CONCLUSIÓN
Mc 13 considera inminente la vuelta de Cristo, pero la comunidad de Mt está ansiosa por ese regreso de Cristo, el cual, al tardar, provoca que los fieles cristianos se desesperen y se relajen en la fe. Es entonces cuando Mt se ve movido a exhortar a la comunidad a tener fe en la venida de Cristo, pero mientras este llega, le señala al cristiano una tarea: la de vivir las enseñanzas del Maestro como actitud de vigilante, atenta y productiva espera, a modo de preparación para el regreso del Señor que será cuando menos lo espere. Mt aún va más allá y da entender a su comunidad que lejos de estar anhelando un pronto y espectacular regreso de Cristo, mejor habrá que reconocerlo a él en cada uno de nuestros hermanos pequeños y necesitados.
Personalmente considero que la escatología mateana se vive aquí y ahora. Se entiende a partir de su insistencia en estar prevenidos, atentos y productivos siendo fieles servidores que, cumpliendo con los deberes se está a la espera del retorno del Señor. En efecto, ya que nadie sabe ni el día ni la hora, la escatología cristiana se ha de vivir como si fuera hoy el último día por si llega inesperadamente nuestro Señor.
Tocante al juicio final, Mt nos da a entender que éste girará en torno al amor manifestado a los sencillos o a los hermanos más pequeños. Quizá pueda entenderse que aquí se refería con la frase mis hermanos más pequeños tan sólo a los misioneros cristianos que por causa de Cristo padecían gran necesidad y persecución. No obstante, bien puede aplicarse efectivamente esta frase a todas las naciones, pues en todas partes existen esos sencillos, pobres y marginados en quien también se refleja el rostro de Jesús. Según nuestro gesto de amor y misericordia, para con ellos especialmente, determinará el que seamos colocados entre las ovejas o entre los cabritos. Con ello Mt nos invita a que, mientras esperamos el retorno del Juez Universal, nuestra vida ha de consistir en la vivencia del amor al prójimo.
BIBLIOGRAFÍA
- Biblia de América. La Casa de la Biblia. Navarra 1994.
- Comentario Bíblico Latinoamericano, N.T. Verbo divino. Navarra 2003.
- GUIJARRO Santiago. Evangelio según san Mateo. Sígueme. Navarra 1989.
- LUZ Ulrich. El evangelio según san Mateo (III) Sígueme. Salamanca 2003.
- TRILLING Wolfgang. El evangelio según san Mateo. Herder. Barcelona 1976.
[1] Comentario Bíblico Latinoamericano, N.T. Verbo divino (Navarra 2003) p. 377
[2] Biblia de América. La Casa de la Biblia (Navarra 1994) p. 1492
[3] GUIJARRO Santiago. Evangelio según san Mateo. Sígueme (Navarra 1989) p. 187
[4] Ibid p. 188
[5] Ibid p. 189
[6] Comentario Bíblico...p 379
[7] GUIJARRO, op cit p. 190
[8] Biblia de América p. 1493
[9] Ibidem
[10] GUIJARRO, op cit p. 192
[11] Comentario Bíblico...p 379
[12] Biblia de América. p 1494
[13] GUIJARRO, op cit p 194
[14] TRILLING Wolfgang. El evangelio según san Mateo. Herder (Barcelona 1976) p 289
[15] Comentario Bíblico...p 380
[16] GUIJARRO, op cit p 198
[17] Ibidem
[18] LUZ Ulrich. El evangelio según san Mateo (III) Sígueme (Salamanca 2003) p 667-676
[19] Ibid p 667
[20] Ibid p 668
[21] Comentario Bíblico...p 381
[22] LUZ, op cit p 673
[23] Comentario Bíblico...p 381
[24] LUZ, op cit p 678
[25] Ibid p 679
[26] Ibid p 680
[27] Ibid p 694
[28] Ibidem
[29] Ibid p 694-695
[30] Ibid p 677
[31] Comentario Bíblico...p381
1 comentario:
Bonito estudio solamente quiero preguntarle acerca de la gran tribulacion La iglesia ya se fue con cristo o tendra que estar en ella
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